Normal No. 1 de Toluca

Normal No. 1 de Toluca

Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación

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El Normalismo en el Estado de México tiene una amplia trayectoria en la formación docente por más de cien años que aplican su conocimiento en los diferentes niveles educativos (básico, medios superior y superior) desde la escuela de Huejutla hasta la Benemérita Normal para Profesores en donde se presentó una gran expansión de escuelas de nivel normal en diferentes municipios del Estado de México, evolucionando en lo académico hasta lograr el nivel de licenciatura (1984) y el impulso a los posgrados con la creación del Instituto Superior de Ciencias de la Educación del Estado de México (ISCEEM 1981).

El 8 de septiembre de 1967 la Escuela Normal del Estado llega a su edificio definitivo en la calle de Guadalupe Victoria hoy Isidro Fabela.

 
El edificio cuenta con una arquitectura moderna con espacios suficientes en sus instalaciones, con 40 aulas y una escuela primaria anexa, una magnífica biblioteca, Departamento de Audiovisuales, oficinas directivas, canchas deportivas y un gran auditorio, talleres, laboratorios, sala de música, sala de danza, sala de recursos audiovisuales, carpintería, herrería, casa de máquinas, caseta de vigilancia, aula cocina, aula de observación pedagógica, tienda escolar, enfermería, construidas en una superficie de 21,000 m2.
 
La Escuela Normal del Estado queda plasmada en los anales de la historia para siempre porque es la primera ocasión que un Presidente de la República la visitó para inaugurar sus instalaciones nuevas,  modernas y funcionales en el año de 1967 el Presidente Gustavo Díaz Ordaz, entrega las flamantes instalaciones de nuestra querida escuela acompañado por el Gobernador del Estado Juan Fernández Albarrán, y todas las personalidades de Educación del Estado.
 
Para beneplácito de todos los asistentes que disfrutamos el aspecto majestuoso de nuestra escuela “la mejor de todas las escuelas normales” de aquel entonces con su aspecto sobrio de su construcción de vanguardia, majestuoso edificio terminado perfectamente desde el punto de vista arquitectónico y estético, pero sobre todo albergue del conocimiento y de la ciencia, fruto del esfuerzo de docentes y alumnos orgullosos de ser normalistas.